lunes, 11 de mayo de 2009

Fiesta western en La Florida (La Orotava) 9 -V -09


Cuando nos avisaron para actuar en una fiesta western organizada por la Asociación de vecinos de la Florida, no sabíamos muy bien a qué atenernos por lo inusual del evento. Pero de verdad que ni en 100 años hubiéramos podido imaginarnos lo que allí nos esperaba.

La Asociación cuenta con un enorme y fantástico edificio, en el que, aparte de la amplísima sala donde se celebró el concierto, tiene al menos una decena de cuartos más, así como un patio que comunica el inmueble con una plaza que da a una de las calles principales del barrio.

Pues bien, todo ese inmueble había sido convertido en un impresionante pueblo del oeste donde no faltaba ni un detalle: cantina, oficina del sheriff, herrería, prisión, funeraria… confeccionado con un lujo de detalles casi digno de una producción cinematográfica. Banderas federadas y confederadas, carteles de películas del oeste, balas de heno, un tipi con su indio comanche y hasta un ahorcado que se balanceaba del techo. Había que verlo para creerlo.

Pero lo mejor estaba aún por venir. Según se acercaba el comienzo del espectáculo (pues aparte de nuestra actuación participaba un grupo de baile cancan y un lanzador de cuchillos) una marea de vaqueros y de indios iba llenando el local (pagando con dólares la entrada). Sí señor, allí estaba medio barrio ataviado al estilo del lejano oeste dispuesto a disfrutar de su fiesta ¡y vaya si disfrutaron!

Los forasteros, que éramos nosotros claro, disparamos los clásicos del spaguetti western (El bueno el feo y el malo, Por un puñado de dólares, Los 7 magníficos…) con todos nuestros revólveres (incluidos el steel guitar, y la mandolina..) y el sheriff y sus muchachos, que eran ellos, nos respondieron pidiendo más plomo. El duelo, en el que la única víctima fue el aburrimiento, se saldó tras una hora de country-rock, yodel y rock and roll a bocajarro.

Por si esto fuera poco, tuvimos además la inmensa suerte de contar con el gran David Georgiu a la batería y, cómo no dada la ocasión, a la tabla de lavar, quien además tuvo que hacer doblete esa noche actuando en dos locales para que pudiéramos cumplir con nuestro compromiso. Es un privilegio tocar con un músico con tanto feeling y tanta música en el corazón. Bienvenido a bordo, cowboy!

Yeeeeeha!