Otro fin de semana con sesión doble de conciertos.
El viernes tocamos en el Pub La Puerta Verde, pero, a diferencia de otras ocasiones, esta vez lo hicimos en el piso de arriba y la verdad es que la experiencia nos gustó mucho. El local es más acogedor, la acústica resulta magnífica y el público está mucho más cerca del escenario. La sensación no es tanto la de un concierto como la de una actuación en un pequeño club. Todo resulta más cálido, en una palabra.
Y aunque fue una noche en que a las cuerdas les dio por romperse y los guitarristas tuvieron que hacer muchos malabarismos para sacar adelante algunos temas, lo cierto es que seguimos tocando hasta agotar todos los bises. Estos imprevistos son los que realmente enseñan el oficio: the show must go on, folks!
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