Es la primera vez que damos un concierto en el que no vemos ni una sola cara conocida entre el público. La razón de esta casi insólita situación, tocando en Tenerife, radica en el hecho de que este concierto se confirmó en un plazo de apenas 24 horas debido a un problema imprevisto en la banda que estaba programada para ese día. No dio tiempo de hacer ninguna publicidad ni de avisar a nadie. ¡Ni siquiera a nuestra fotógrafa!
Como experiencia fue fantástico comprobar como el rock and roll, esa música con más de medio siglo a cuestas, es capaz de abrirse paso y enganchar a todo tipo de personas que seguramente no tienen ningún conocimiento del mismo y que sin duda escuchan habitualmente otros tipos de música, hasta el punto de que algunos vencieron ese miedo reverencial de expresar su alegría con todo el cuerpo y se lanzaron bailar.
Sí, es cierto...nunca morirá.
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